“Kérastase y L’Oréal: ¿Socios o Competencia? El Desafío de los Salones de Belleza en la Era Digital”

La Paradoja del Valor Añadido: Kérastase y L’Oréal

Introducción al K-Scan de Kérastase

Kérastase, una de las marcas más reconocidas de L’Oréal, presentó el K-Scan como una herramienta revolucionaria para los salones de belleza, prometiendo transformar el diagnóstico capilar y fortalecer la relación con las clientas. Sin embargo, tras una mirada más profunda, el K-Scan plantea una paradoja que afecta directamente a los profesionales: mientras la marca exige que sean los salones quienes aporten valor añadido, simultáneamente compite con ellos, debilitando su capacidad para mantener una relación exclusiva con sus clientas.

Funcionamiento y Tecnología del K-Scan

El K-Scan combina inteligencia artificial con herramientas de diagnóstico para analizar el estado del cabello y el cuero cabelludo. En teoría, esta innovación debería empoderar a los profesionales del salón, permitiéndoles ofrecer recomendaciones más precisas y personalizadas. Pero la realidad es que el sistema captura datos sensibles de las clientas, transfiriéndolos a los servidores de Kérastase. Estos datos se utilizan para establecer un canal de comunicación directo entre la marca y las clientas, eliminando al profesional de la ecuación en etapas cruciales del proceso de compra y fidelización.

Beneficios Prometidos por Kérastase con el K-Scan

Kérastase argumenta que el K-Scan fortalece el servicio del salón al facilitar diagnósticos avanzados y recomendaciones personalizadas. Además, prometen un “seguimiento automatizado” que invita a las clientas a regresar al salón a los 90 días para evaluar los resultados. Sin embargo, estas promesas parecen más orientadas a capturar y monetizar la información de las clientas que a fortalecer el vínculo entre ellas y los salones.

La Paradoja del Valor Añadido para los Profesionales

Tu experiencia personal revela una contradicción evidente: Kérastase y L’Oréal exigen que los profesionales aporten el valor añadido, pero sus acciones socavan esta premisa. La promoción “French Balayage” fue un claro ejemplo de ello, donde los datos de las clientas eran capturados a través de un formulario de reembolso y utilizados para vender productos directamente por otros canales, como Amazon. Con el K-Scan, esta práctica se repite, dejando a los salones como simples intermediarios en lugar de socios estratégicos.

Cuando intentas proteger tus intereses, la respuesta de las formadoras de la marca no reconoce el problema de fondo. Frases como “el valor añadido lo tenéis que dar vosotros como profesionales” ignoran deliberadamente cómo las propias estrategias de marketing de la marca debilitan el rol del salón.

Impacto del K-Scan en la Relación Salón-Cliente

El impacto más grave del K-Scan es la ruptura de la confianza entre el salón y sus clientas. Al realizar el diagnóstico con esta herramienta, el salón invierte tiempo y experiencia en una recomendación que luego es utilizada por la marca para redirigir a las clientas hacia sus propios canales de venta. Esto no solo afecta las ventas, sino que también desvaloriza el esfuerzo profesional.

Por si fuera poco, la “rutina personalizada” que Kérastase envía directamente a las clientas facilita que estas adquieran los productos recomendados en plataformas como Amazon o tiendas como Primor. Así, el diagnóstico profesional se convierte en un beneficio directo para la marca, mientras el salón pierde tanto tiempo como rentabilidad.

Estrategias para Proteger los Datos de los Clientes

En un mercado donde los datos son el nuevo oro, proteger la información de las clientas es clave para la supervivencia de los salones. Algunas medidas prácticas incluyen:

  1. Evitar el uso completo de herramientas que capturan datos: En el caso del K-Scan, no completar los formularios finales es una forma de mantener el control sobre la información de las clientas.
  2. Implementar sistemas propios de fidelización: Crear bases de datos internas permite gestionar la relación con las clientas de forma autónoma y personalizada.
  3. Fortalecer el valor añadido independiente: Apostar por servicios exclusivos y personalizados que no dependan de herramientas externas ayuda a construir un modelo de negocio más sólido.
  4. Establecer comunicación directa con las clientas: Mantener un contacto continuo y personalizado asegura que la clienta reconozca el salón como su principal aliado en el cuidado del cabello.

Conclusión: Hacia un Modelo de Negocio Más Autónomo

La profesionalidad en los salones de belleza no solo depende de la técnica, sino también de la capacidad para proteger y fortalecer la relación con las clientas. Las estrategias de Kérastase y L’Oréal demuestran que, más allá de sus promesas, priorizan la captación de datos y la venta directa por encima del fortalecimiento del vínculo salón-cliente.

Es crucial que los salones evolucionen hacia modelos de negocio más autónomos, invirtiendo en herramientas y estrategias que les permitan mantener el control sobre sus datos y relaciones. Porque en un mercado cada vez más competitivo y digitalizado, proteger los datos de las clientas no es solo una cuestión de privacidad, sino de supervivencia estratégica.

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